Se ha hecho toda la vida. Es un código universal, aunque no normalizado. Pero según un informe distribuido este mes en unas 30 escuelas del Estado de Queensland (Australia), no es aconsejable que los maestros y profesores corrijan a sus alumnos en rojo porque es un color "demasiado agresivo" que podría dañar la psique de los jóvenes.
El informe, diseñado en un principio para ayudar los docentes de Queensland a gestionar los problemas de salud mental que puedan surgir en sus clases, remarca la influencia del ambiente escolar en el bienestar psicológico y emocional de los adolescentes.
Por eso también aconseja pedir disculpas a los estudiantes cuando sea necesario, potenciar sus puntos fuertes más que sus debilidades y estructurar el tiempo de docencia de manera que sea posible hacer tutorías personalizadas a diario. Las medidas, como era de prever, han provocado polémica en el parlamento australiano, donde Marc McArdle, líder del Partido Liberal, en la oposición, las ha calificado de "descabelladas, excéntricas y de izquierdas".
Pero para el Ministro de Salud, Stephen Robertson, cuyo departamento ha supervisado la redacción del informe, el tema es serio. "Si los profesionales de la salud determinan que eso es lo que hay que hacer, yo les voy a dar mi apoyo", ha declarado, no sin antes dejar claro que el suicidio juvenil es un problema mayúsculo. Nadie lo discute.
Según algunos grupos australianos de apoyo a los pacientes con enfermedades mentales, el 14% de niños y adolescentes sufre algún tipo de trastorno. El sitio web institucional Mindframe indica que el más común es la depresión. Pero no está muy claro que eliminar el rojo de las hojas contribuya a ayudarles.
fuente:lavanguardia.es
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